viernes, 21 de octubre de 2011

Una iglesia en el autobus

Durante unos días he estado en Nazaret de Valencia compartiendo mi pequeña experiencia misionera con los chicos del Colegio de Ntra. Sra. de los Desamparados. A la vuelta en el autobús, pudimos compartir  nuestras búsquedas personales mi compañero de asiento y yo. Verdaderamente un diálogo a corazón abierto donde la trascendencia y Dios lo pudimos compartir desde la búsqueda sincera de plenitud.

Son de esos momentos en los que uno descubre la sed de espíritu que tiene la sociedad de hoy. Donde uno percibe a las personas como peregrinos que buscamos una fuente donde saciar la sed. Sabedor por experiencia personal, se necesita de personas que ofrezcan un vaso de agua clara y fresca para continuar la peregrinación; se necesitan de espacios donde cobijarse, y saciar la sed. Y me vino al recuerdo la fuente de Santa Teresa en la carretera de Salamanca a Alba de Tormes donde la Santa ofrece paz, descanso y agua fresca.
Y junto a la fuente recordé la Parroquia de San Marcos de Salamanca; una iglesia situada en una encrucijada de caminos como es la llamada puerta de Zamora; circular y con las puertas abiertas de par en par todo el día, venciendo el miedo a ladrones y salteadores. Mientras los misioneros renovábamos la Misión personas de todas las edades y lenguas entraban …. Y algunas ante la belleza románica quedaban arropadas por el misterio y la solidaridad de gracias acumuladas durante años.

Una iglesia que guarda memoria de las últimas palabras de Teresa de Jesús: "Es tiempo de andar". Andar, acompañar, escuchar, acoger, dar de beber, llevar a la fuente ... Imágenes que pueden convertirse en sueño y profesía de iglesia.

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