sábado, 25 de febrero de 2012

Contruyendo el Cristo del Calvario de Mérida

Desde el jueves 23 de febrero por la tarde, al P. Carlos Sánchez y un servidor se nos abrieron las puertas de la Parroquia de Cristo Rey de Mérida, conocida como el Calvario. En medio de una urbe que tiene sus cimientos en los orígenes de la fe, contruida sobre la firmeza y el testimonio de Santa Eulalia y cuya historia como comunidad creyente ha llenado muchas páginas, nos confía la tarea de animar la fe y contruir la comunidad cristiana. Tarea que se presenta como un reto ilusionante en esta esquina de la Emerita augusta; pero reto que contiene la dificultad de la misión confiada, pues no se presenta fácil.

Sorprende descuubrir un templo hermoso que tiene como elementos decorativos numerosas imagenes que representan la Pasión de Cristo, su amor y entrega en la cruz y a su madre que llorosa contempla con desgarro tales escenas. El entrono en el que comenzamos la Misión es el triduo al Stmo. Cristo del Calvario y a María Stma. de la Amargura. Ya nosotros se nos ofrece la tarea de ayudar a Cristo para levantar su cuerpo vivo; contrubuir a hacer visible su Resurrección. Presencia resucitada de Cristo que es la comunidad reunida en su nombre comprometida en su anuncio misionero.

Y es donde surgen las dificultades; contemplar a Cristo expirando en la cruz durante estos días de curesma nos llena de compasión y de conversión; pero nos cuesta descuburile presente y resucitado en la comunidad.
Cristo del Calvario nos mira a misioneros y a la pequeña comunidad que se reúne a su sombra y nos pide que le ayudemos a construir su cuerpo eclesial.  Desde el jueves nos hemos empleado a patear calles, tocando a puertas, para que como Juan y María, reciban a  Cristo hecho comunidad y Palabra, en sus hogares.

Ojala que entre toodos logremos edificar este templo a Cristo sostentado en los cimiientos de la iglesia del S. I y que pide ser templo nuevo, con espacios de acogida y puertas abiertas para el siglo XXI.

jueves, 23 de febrero de 2012

El gran corazón de Olivares

Desde el sábado hasta el viernes hemos compartido la vida y la fe con el pueblo de Olivares. Si algo destaca de sus habitantes es el gran corazón que tienes. En ellos la salvación de cristo se vuelve acogida, sonrisa, alegría.... y como no, vida de fe. Llena de alegría celebrar la fe con la iglesia repleta de niños y madres; uno disfruta viendo entrar los jóvenes y arrodidarse ante el Sagrario.... y uno se descubre agradecido y hechizado por la acogida sencilla durante la mesa compartida. verdaderamente el Espíritu habita en el corazón de estos sevillanos, contagiados por el rocío de María, Templo del Espíritu Santo. Durante esgos días hemos intentado seguir construyendo el templo de Cristo, mediante las piedras vivas que son tantas personas que se han dejado tocar por el dedo de Dios o que María les ha mirado y no les ha quedado más remedio que ponerse al servicio de su Hijo Jesús.

Son todas estas perssonas que se ponen al servicio del Reino los que crean iglesia, los que hacen presente a Jesucriisto resucitado, los que alegran y embellecen nuestra sciedad. Es la entrega de estas personas la que hace florecer la cruz de Cristo en signo de vida. Y es que la vida de la iglesia es una continua páscua, que en su entrega diaria la que le hace estar siempre llena de belleza, frecura y en flor. Que más significativo para expresar la resurreccción que la cruz tejida con las florres que somos cada uno de nosotros.
Y solo dando lo mmejor que tiene como la iglesia se convierte en sacramento de comunión. Experienciaa de comunión preciosa la vivida estos días en Olivares: comunión en las asambleas; comunión en las celebraciiones; comunión incluso en el encuentro de las tres hermandades. Que María siga siendo madre solidaria en el dolor de los olivareros, siga entregándoles la nieve que empape la tierra y la haga fértil de vida; que haga volar su paloma blanca anunciando un tiempo de paz y less ded u corazón grande para vivir en la memoria de sus antiguos.



domingo, 12 de febrero de 2012

Olivares, la villa acogedora

Desde ayer tarde, la maleta de este trotamundos se encuentra en esta Villa ducal de Olivares. El corazón del pueblo es una preciosa plaza rectangular, “casi patio de armas”, a la que se accede por arcos de entrada. Flanquean la plaza la Gran Colegiata barroca, unida por un arco a las casas de los antiguos canónigos; en frente lo que fue el Palacio del Conde –Duque, y a ambos lados 2 majestuosos edificios seculares.  Hace año y medio llegaron aquí varios misioneros tocando a las puertas y pidiendo que acogieran el Evangelio; por los rescoldos que quedan y por lo que cuentan los compañeros misioneros, fue una experiencia muy gratificante viendo como el corazón de este pueblo abría de par en par sus puertas al Evangelio.
Después de un tiempo el P. Arsenio y un servidor nos hemos trasladado hasta el corazón del pueblo para Celebrar la Renovación de aquella Misión de junio de 2010. Quedan aún rescoldos y recuerdos de otra predicada por el P. Grescenciano López Sáez a comienzos de los años 60, de la cual quedó “el simpecado del Perpetuo Socorro” un azulejo y una calle dedicadas a la Virgen del Perpetuo Socorro y el centro parroquial,  cuya capilla está dedicada también al Perpetuo Socorro.
Como actividades de la renovación vinimos el pasado viernes el P. Laureano y yo para tener una reunión con los niños del Junior, adolescentes de Confirmación y los jóvenes. Esta mañana, domingo, hemos presidido y predicado en las Eucaristías.
La impresión primera de este bonito pueblo sevillano asentado  en el corazón del Aljarafe es la de una gente muy sana y sociable que tienen un corazón muy grande para la acogida, abiertos a cuantos se acerquen a ellos y  al Señor. 

La Iglesia, una bonita colegiata barroca, tiene la capilla del Santísimo en una de las laterales. Todo el mundo al entrar en la iglesia va en dirección al sagrario para saludar “al Jefe” y después se dirigen a la sacristía o a los bancos.

Pidamos todos para que esta sana gente de Olivares se comprometa más con el Señor, al que han abierto sus corazones. Jesús es el mejor de los décimos de lotería, pues siempre toca y nos llena el corazón de amor que tiende a comprometernos con él.