martes, 26 de junio de 2012

La Palabra de Dios procesionada a buen ritmo

Es sábado por la mañana comenzaba el retiro de jóvenes en Monte Horeb. Allí estuvimos despidiendo al matrimonio misionero formado por Pablo y Ana acogiéndolos y animándolos para vivir las dos jornadas con intensidad. Un precioso momento de despedida y encuentro con caras conocidas y personas cuyos nombres han quedado grabados en mi corazón de Oro Verde, La Paz y  La Mesa. Gracias Ana y Pablo por este mes y perdonad que al final, con las prisas no os deseara un buen viaje.

Por la tarde, en la pequeña iglesia de Ntra. Sra. del Carmen de la Mesa tuvimos la clausura de la Misión en aquella comunidad. Asustados por el corte de luz, el Señor nos la devolvió justamente cuando íbamos a iniciar la celebración. En ella quedó condensado lo que había sido las dos semanas: personas acogedoras y desbordantes en su bondad que no escatiman esfuerzos por construir su comunidad; una comunidad inter-étnica que vive con respeto y cuidado las tradiciones y culturas de garífunas y de criollos.
Con un ambiente cálido de confianza celebramos la eucaristía llena de ritmo por los tambores de los hermanos de color, la Palabra de dios danzó en medio de la Asamblea pidiendo ser acogida por todos los presentes, acompasada de las palmas de los presentes. Y como respuesta a la Palabra la procesión de ofrendas, donde además del pan y vino trajeron al altar una tarta de cumpleaños y los productos de la tierra, todo al ritmo de la danza.
Si algo se echó de menos en esta celebración fueron los jóvenes, que prácticamente todos los que participaron en la misión fueron al retiro. Pues es de destacar en esta colonia la respuesta de estos, que llegaron ser la mitad de la comunidad. Ojalá Dios los colme de bendiciones a cada uno de ellos, los cuide y les sugiera al corazón una palabra con un nombre nuevo y una misión que solo ellos podrán entender, con la luz del Señor. Gracias jóvenes (no pongo nombres porque seguro se me olvidaba alguno) por vuestra ilusión por la fe y por vuestra búsqueda personal.
Agradecer a todas las muestras de gratitud en la Mesa, las distintas colaboraciones, especialmente la de D. Nicolás, Dª Ada y Dª Elsa que nos acompañaron en las visitas a enfermos y comunidades; y una palabra de agradecimiento especial a Dª Zulema y a su familia que me abrió su hogar y me acogió como un hijo más y los demás como un hermano. Que Dios os lo premie.

Una palabra de agradecimiento a Carlos Galán, Misionero Redentorista joven, por todo lo vivido durante la semana, pues vino a cubrir la baja de Sergio. Los dos vivimos la dimensión comunitaria de la misión.

Ahora estoy en San Juan Nuevo, donde precisamente comenzamos la Misión el día de San Juan. Un sitio totalmente distinto. Ya os iré contando.

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