miércoles, 11 de julio de 2012

Clausuramos la Misión en La Lima y ecos de Nuevo San Juan

El pasado domingo, día 8 de julio clausurábamos las tres etapas de misión en la Parroquia de la Guadalupe de La Lima. Una celebración festiva  presidida por el Obispo de San Pedro Sula, D. Ángel Garachana. Además de las manifestaciones exultantes de fe propias de esta iglesia Hondureña, cuyas celebraciones están llenas de color, palmas, cantos e incluso danzas. La presencia del Sr. Obispo y de los católicos venidos de todos los lugares de la parroquia (incluidos los campos) le dio una perspectiva eclesial.

A esto se unió el reencuentro con caras conocidas de otras etapas de misión, saludos calurosos y muestras de cariño de aquellos con quienes hemos compartido la fe y la misión. Para que la celebración fuese redonda, la presencia del P. Pedro López trajo a la celebración los saludos de los hermanos redentoristas de España y el recuerdo de otras etapas de misión, por el hueco dejado en los corazones de los limeños por misioneros que vinieron a compartir la fe en anteriores campañas evangelizadoras; en ese momento Pedro quien aunó el cariño que queda en el recuerdo a todos esos misioneros. Tanto cariño deja el corazón repleto de emotividad.
Misioneras de Nuevo San Juan con Carlos Galán
Pero no puedo dejar de largo las dos semanas vividas en Nuevo San Juan. Además de algunas experiencias que quedan como anécdota, el corazón de los campeños, austero, acogedor y sencillo, no deja indiferente a quienes los hemos conocido. Nos han abierto el corazón y los recuerdos emocionados de aquellos misioneros que desde el 1991 vivieron con ellos en los campos; en cada casa se guardaban con mimo y cariño fotos con ellos que les mantiene su presencia a través del paso de los años.

Jóvenes de San Juan con Damián, la H. Fátima y un servidor
Dar las gracias al P. Salvador y a los PP. Damián montes y Carlos Galán por la experiencia de Comunidad apostólica vivida. Desde aquí no puedo dejar de recordar a quien me acogió como a un miembro más de la familia, como fueron D. Saúl Tobar, Dª Zaida y su familia. La gratitud a mi estación de la 1ª etapa, en casa de Dª Sara, con su hogar siempre abierto a los misioneros. Recordar también a aquellos jóvenes y niños que me sirvieron de guías para llevarme a diversos lugares o atravesar alguna zona con dificultad, Antony, Aznar, Zaid, Santiago,...; recordar a los jóvenes y niños, los que más ruido hacían en la marcha del domingo hacia el Guadalupano, porque en su sencillez cautivaron mi cariño; nunca olvidaré lo de “padre, al suelo….”. Recordar a los Delegados de la Palabra que durante años han anunciado el Evangelio y han sido presencia de Iglesia Católica; recordar las figuras de los animadores y dueños de hogar con su tarea callada para ser presencia de la Iglesia Católica en medio de una colonia joven y sin constituir. No podemos olvidar a las Hermanas Misioneras del Sagrado corazón de Jesús y de María por su acogida y ayuda fraterna y sus palabras y detalles maternales; que Dios las bendiga.
Jóvenes de nuevo San Juan armando relajo en la marcha
Ahorita estoy en otra colonia llamada Nueva Jerusalén; es bastante distinta a las que hasta el momento he conocido. De momento estamos iniciando aquí la misión. Estoy tranquilo y contento. La acogida ha sido muy buena. Ya iré contando.

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