Desde ayer tarde, la maleta de este trotamundos se encuentra
en esta Villa ducal de Olivares. El corazón del pueblo es una preciosa plaza
rectangular, “casi patio de armas”, a la que se accede por arcos de entrada.
Flanquean la plaza la Gran Colegiata barroca, unida por un arco a las casas de
los antiguos canónigos; en frente lo que fue el Palacio del Conde –Duque, y a
ambos lados 2 majestuosos edificios seculares. Hace año y medio
llegaron aquí varios misioneros tocando a las puertas y pidiendo que acogieran
el Evangelio; por los rescoldos que quedan y por lo que cuentan los compañeros
misioneros, fue una experiencia muy gratificante viendo como el corazón de este
pueblo abría de par en par sus puertas al Evangelio.
Después de un tiempo el P. Arsenio y un servidor nos hemos
trasladado hasta el corazón del pueblo para Celebrar la Renovación de aquella
Misión de junio de 2010. Quedan aún rescoldos y recuerdos de otra predicada por
el P. Grescenciano López Sáez a comienzos de los años 60, de la cual quedó “el
simpecado del Perpetuo Socorro” un azulejo y una calle dedicadas a la Virgen
del Perpetuo Socorro y el centro parroquial,
cuya capilla está dedicada también al Perpetuo Socorro.
Como actividades de la renovación vinimos el pasado viernes
el P. Laureano y yo para tener una reunión con los niños del Junior,
adolescentes de Confirmación y los jóvenes. Esta mañana, domingo, hemos
presidido y predicado en las Eucaristías.
La impresión primera de este bonito pueblo sevillano
asentado en el corazón del Aljarafe es
la de una gente muy sana y sociable que tienen un corazón muy grande para la
acogida, abiertos a cuantos se acerquen a ellos y al Señor.
La Iglesia, una bonita colegiata barroca, tiene la capilla del Santísimo en una de las laterales. Todo el mundo al entrar en la iglesia va en dirección al sagrario para saludar “al Jefe” y después se dirigen a la sacristía o a los bancos.
La Iglesia, una bonita colegiata barroca, tiene la capilla del Santísimo en una de las laterales. Todo el mundo al entrar en la iglesia va en dirección al sagrario para saludar “al Jefe” y después se dirigen a la sacristía o a los bancos.
Pidamos todos para que esta sana gente de Olivares se
comprometa más con el Señor, al que han abierto sus corazones. Jesús es el
mejor de los décimos de lotería, pues siempre toca y nos llena el corazón de
amor que tiende a comprometernos con él.
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