Cada cuarsma visita el Centro
penitenciario de Picassent la imagen de Jesús de Medinaceli del Grao de
Valencia. Muy sugerente ver una imagen de Cristo cautivo entre las rejas de los
módulos. Hagamos recuerdo de la historia de la imagen original; llevada
en cautividad junto con los habitantes del enclave español en la costa marroquí
por los piratas berberiscos. La imagen junto a sus compañeros de cautiverio fue
rescatada por los frailes trinitarios. De ahí su nombre: El divino Redentor cautivo y rescatado.
Durante la procesión por aquellos
pasillos de el pasado año, me encontré en la entrada de uno de los módulos, con un joven al que
conocí hacía unos años y que ya estaba en semi-libertad (tercer grado). El corazón me dio un pálpito; por mi mente
pasó una pregunta: "¿Qué habrá
hecho? Leyéndome el pensamiento, se acercó y me dijo: "Antonio, no te asustes, que no me he metido en ningún lio".
Tras la procesión me acerqué y me
contó el misterio. Le quedaban 15 días para la libertad total, después de 4
años de cárcel. Pero su hermano pequeño acababa de entrar en el centro
penitenciario para pagar 3 años de prisión. Nuestro protagonista no podría ver
a su hermano hasta pasados un par de años, en que sus antecedentes penales se lo
permitieses. Por esa razón renunció a la semi-libertad, ingresó en el Centro
penitenciario para pasar ahí las dos semanas y poder ver y acompañar a su
hermano antes de salir en libertad.
Este relato, con el recuerdo de
la imagen por los pasillos del centro penitenciario, me recordó el texto de
Pablo a los Filipenses: "Cristo a
pesar de su condición divina... se
despojó de su rango y tomó la condición de esclavo... y así, actuando como un
hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte
de cruz.... El amor se hace solidaridad también con el cautivo.
(Texto publicada en la Revista PS Icono en el año 2017)