El jueves pasado llegábamos los misioneros a Sepulveda, con la incertidumbre de saber cómo iban a trascurrir los acontecimientos. Estos días hemos contactado con personas; hemos visitado casas; hemos pateado calles, hemos saludado a todas las personas con las que nos hemos topado, hemos chocado manos a niños.... ; hemos rezado. A las puertas del umbral del lunes de la 1ª semana de la Misión los miedos e incertidumbres han do despejándose: tenemos previstos 12 hogares que acojan la Palabra de Dios, a los vecinos y a los misioneros. Aun queda una poca de niebla por despejarse ante nuestros ojos: la respuesta de los sepulvedanos.
Esperemos que estos castellanos viejos, recios en fe y costumbres, abran sus corazones a Jesús que está tocando y llamando a las puertas de sus casas y personas.
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