Durante unos días he estado en
Nazaret de Valencia compartiendo mi pequeña experiencia misionera con los
chicos del Colegio de Ntra. Sra. de los Desamparados. A la vuelta en el autobús,
pudimos compartir nuestras búsquedas
personales mi compañero de asiento y yo. Verdaderamente un diálogo a corazón
abierto donde la trascendencia y Dios lo pudimos compartir desde la búsqueda
sincera de plenitud.
Son de esos momentos en los que uno
descubre la sed de espíritu que tiene la sociedad de hoy. Donde uno percibe a
las personas como peregrinos que buscamos una fuente donde saciar la sed. Sabedor
por experiencia personal, se necesita de personas que ofrezcan un vaso de agua
clara y fresca para continuar la peregrinación; se necesitan de espacios donde
cobijarse, y saciar la sed. Y me vino al recuerdo la fuente de Santa Teresa en la carretera de Salamanca a Alba de Tormes donde la Santa ofrece paz, descanso y agua fresca.

Y junto a la fuente recordé
la Parroquia de San Marcos de Salamanca; una iglesia situada en
una encrucijada de caminos como es la llamada puerta de Zamora; circular y con
las puertas abiertas de par en par todo el día, venciendo el miedo a ladrones y
salteadores. Mientras los misioneros renovábamos la Misión personas de todas
las edades y lenguas entraban …. Y algunas ante la belleza románica quedaban
arropadas por el misterio y la solidaridad de gracias acumuladas durante años.
Una iglesia que guarda memoria de las últimas palabras de Teresa de Jesús: "Es tiempo de andar". Andar, acompañar, escuchar, acoger, dar de beber, llevar a la fuente ... Imágenes que pueden convertirse
en sueño y profesía de iglesia.
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